8.7.06

Arte y Rebelión, por Silvestre Byrón

EAF - Vª Temporada - XV Ediciones


"ARTE Y REBELIÓN"

Fenómeno típico de las ciudades industriales, la opción underground se presenta como una toma de posición poética y filosófica. Poéticamente justifica una estética. Filosóficamente, un estilo de vida. Como una vía de experimentación y de conocimiento, la opcionalidad de lo underground no pretende otra cosa. La autorrealización, lo individual. La plenitud individual fuera del mainstream institucional.
Sociológicamente lo underground se interpreta como una fuga y una búsqueda. Por un lado, escapada de una vida impersonal en la situación de masa; por el otro, busca de un estilo de vida individual fuera de toda aglomeración. Fuga desde los grupos sociales organizados institucionalmente a través de relaciones secundarias hacia la búsqueda de grupos sociales organizados comunitariamente a través de relaciones primarias. Esto último, es lo underground; la opcionalidad. Un nuevo contrato social, un otro vínculo de solidaridad social. Correlativamente, una nueva expresión, un otro modo de representación.
Jurídicamente es un espacio incondicionado por la norma legal. Una zona donde el Estado queda en suspenso como punto de impugnación. Como masa de maniobra o de oposición es una fuerza imposible de encuadrar políticamente.
“Algo concluye... algo comienza... Entre la circunstancia concreta (estos textos) y la general (escenas callejeras, situaciones individuales, titulares de los diarios, espectáculos, etc.) somos testigos y protagonistas de lo que tres pensadores -entre otros- han llamado ‘el período entre los tiempos’. Una reciente obra teatral de Edward Albee, ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, resume la situación: ‘Frente a este presente, a esta mentira, están los que enloquecen, los que miran al pasado, o los que violentan el futuro’. Este futuro, quizá lo intuimos en parte, así como nos damos cuenta de la agonía de parte de nuestra escena ‘contemporánea’. Lo primordial reside en aceptar que no estamos aun en tal futuro... Lo más que podemos permitirnos, quienes nos sentimos depositarios de la semilla del pre-hombre del post-cristianismo, es descubrir algunas reglas del juego y atisbar un lapso que nos separa del futuro, una provincia entre nuestro hoy y lo que vendrá: el territorio donde cada uno de nuestros pretextos o nuestras cobardías no pasarán la prueba de la verdad. Una verdad completa, que será explícita por sí sola, sin mayores floreos racionalistas, filosóficos o científicos. El punto de acceso al tiempo de la posibilidad y la confirmación, dejando atrás al tiempo de la duda y la impotencia. Este tiempo.
“Podemos clasificar las respuestas en tres grupos: a) las aun posadas en la América liberal; b) las de ruptura, donde el contexto es iracundo, y c) las que entrelíneas insinúan algunos rasgos futuros... Nosotros, incapaces de asumir nuestros propios poderes, de ejercer la labor vital con la totalidad de sus pros y contras, con lo malo y lo bueno, con lo sucio y lo limpio, lo humano y bestial de cada vivencia; procuramos durante siglos eludir la integralidad del proceso. Hemos discriminado, nos enclaustramos en moldes, categorías, dogmas, esquemas, doctrinas, ideologías, modas, costumbres... hasta el punto de perder la espontaneidad y regirnos por símbolos. Si algún modo nos hemos deshumanizado, ha sido por la necia pretensión de llegar velozmente a la perfección (cielo-nirvana-gloria) sin atravesar el resto de la geografía. No ya la lucha cotidiana, sino la del área intra-síquico y la del perímetro cósmico. Quisimos apresurar el tiempo, cuando en verdad todas fueron ilusiones. Y ahora que la mentira nos atrapa sin alternativa, queremos ocultarnos, inventar una super-teoría o volar el planeta en pedacitos. Fue por el afán de conservar una pureza original (oscura premisa castratoria) abstracta. Las consecuencias han sido la pérdida, la alienación o la obstrucción de la existencia concreta. Léase religión, ya católica o marxista, ya ortodoxa o heterodoxa, ya conformista o rebelde”. Aldo Sorenson Vitale

La opción underground supone un estadio de vida estética. Siendo lo estético, la experiencia artística, una aventura personal. La acción práctica. En correspondencia también implica sistemas de representación basados en la forma abierta, en relaciones metonímicas. La imagen underground argentina. Se plantea así un modo de representación basado en la opcionalidad. Un juego libre de elecciones artísticas y personales; el Modo de Representación Opcional, MRO.Prensa underground, teatro underground, cine underground.




IMAGEN UNDERGROUND ARGENTINA
¿Lo underground? ¿La imagen underground?Aquello clandestino; literalmente, bajo la superficie. Fuera de la burocracia de empresas y gobiernos. Sin normas fijas, sin ideas hechas y sin presupuesto. Lo underground se vive como una elección artística y existencial. En tanto opcionalidad. Ya sea en la música, el teatro, el diseño y la literatura. Eso abarca al cine. Al cine underground, estatuyendo un artista generador de imágenes opcionales alejado de las institucionales (cine de estudios, cine de autores y cine político). Al fin esa clandestinidad sugiere un Cuarto Cine que busca lo raro y lo oculto, el misterio y lo desconocido. El generador de imágenes underground convierte cada mirada en algo interno, subjetivo. Cuenta su mirada y su representación. De allí que cada película sea una experiencia única entre su realizador y su público, audiencia que también huyó de lo institucional para apostar a la opcionalidad.Lo underground se convierte en un campo vital que contiene grupos humanos que no hallan en el mundo oficial una pulsión de vida que sí encuentran en la opcionalidad.


FLEURIR

En nuestro medio ese campo vital tuvo su momento más denso en la denominada “década prodigiosa”. De 1965 á 1975. Entre el Di Tella y el CAYC. Lo que va de Romero Brest a Jorge Glusberg. El cine underground se formó entre esos ejes. Intuitivamente, entre corazonadas de plásticos, poetas, actores y bailarines con ganas de “hacer cosas”. Miguel Grinberg, Sorenson Vitale, Aldo Pellegrini y Renzo Casali fueron sus mentores. Jorge Surraco y Esteban D’Atri sus primeros cronistas. La cumbre del movimiento tuvo lugar entre 1971 y 1974. Fueron sus mejores temporadas. El Instituto Hi Photography, el Centro Dramático Buenos Aires, la Unión de Cinematografistas, el Teatro Libre Florencio Sánchez y el Instituto Goethe se establecieron como centros.Filmoteca, Contra-Cine, C.I.N.E., Galaxia 8 y Bernardo fueron organizaciones que permitieron filmar sin guión ni presupuesto. Solamente reuniendo a “la fauna”. Miguel Riglos, Tomás Sinovcic y Juan Villola fueron sus figuras trágicas. Liliana Canteros y Adelma Martín sus divas por excelencia. Como rubros calificaron Liliana Sujoy y Sergio Tisminetski así como Martha Kott y Juan José Navarro. También las cómicas, Dora Malagrino y Eleonora Dorfman. Por su parte, Mario Girardi, Héctor Tonella, Abel Darío, Guillermo Miranda, Mario Barberis, Robertino Granados y Fernando Griffell o Daniel López K., entre muchos más, fueron actores-fetiches de cientos y cientos de títulos circulados entonces. Hubo un “sistema” de estudios y de estrellas contracultural. Marielouise Alemann y Narcisa Hirsch fueron las damas del movimiento. Claudio Caldini el movimiento mismo. Un Horacio Vallereggio. Katja Alemann y Marta Minujin, sus personalidades. Un Silvestre Byrón. En el área metropolitana se manifestaron realizadores como Sergio Levin, Juan José Mugni, Hugo Arias, Daniel Lapeyriere, Carlos Jerusalinsky, Rodolfo Sigfrido Pastor, Oscar Dulitzky, Andrés Goldschlager, Eduardo Pla y Juan Carlos Kreimer. Del interior llegaron Jorge Honik y Arturo Alberto Bienedell. Eso incluyó a Natacha Moneda, La Chica Perfume, creada por Rubén Luis Sorgge. Todos ellos diversificando su propia imagen opcional.
En los dispositivos de la comicidad y la tragicidad se hizo superrealismo, expresionismo y neorrealismo. Naturalismo y simbolismo, figuración y abstracción. Animación, superposición, reiteración. Todo era dable. Avanzar sobre la luz y el color, sobre el sonido; y la interpretación, haciendo teatro artístico, teatro teatral y teatro de la crueldad.
El desnudo. La piel.
Lo dominante del cine underground en la Argentina fue su experimentalismo. Indagando los códigos de la imagen, haciendo visible lo invisible. Abriendo estéticamente las vías de la percepción, la afectividad y el conocimiento. Eso hace todo cine experimental. Inducir estados de ánimo y emociones desconocidas.
Al fin, el artista generador de imágenes opcionales buscaría lo irracional y lo amoral.
Sin liderazgos.
Pocos manifiestos. Filmoteca, Contra-Cine, la Unión, tal vez. Cada realizador fijaba sus propios códigos.
No hubo tampoco departamento de asuntos públicos, planeamiento o coordinación que promoviese la imagen underground argentina. Ninguna fundación, partido o asociación la auspició. La prensa la ignoró. La industria la despreció. Todo se hizo con heroismo y santidad.
Aquellos fueron, simultáneamente, años de represión, militarismo y violencia política. Unicamente el público apoyó al movimiento. Exponiéndose al autoritarismo dominante. Aquellas imágenes, contestatarias y plenas de ese irracionalismo amoral, iban reñidas con las recomendaciones del “ser nacional”.
Esos mismos años también fueron de inflación y desabastecimiento, burocracia y centralización. Y pese a todo, una firme voluntad de creación señaló al movimiento underground. Revistas como Algún día, Mordisco y Expreso Imaginario difundieron los valores de la contracultura rock. Almendra, Aquellarre y Sui Generis fueron los paradigmas de la música “progresiva”. Tanguito fue el primer mito del underground porteño. Noche a noche el público y los artistas se vinculaban en el circuito del teatro de cueva y de cabaret. Por un momento la cultura artística de vanguardia tuvo allí su mejor perfil.
Como fuera. El underground porteño se fue opacando con el “apagón cultural” de 1976. No en vano se habla de aquella camada como de una “generación perdida”.



IMAGEN UNDERGROUND ARGENTINA,HOY

Actualizadas por las nuevas tecnologías de la imagen, representaciones visuales que en el pasado generaron tanta pasión, hoy son estudiadas por la linguística y la semiología. Entre 1995 y 2000, los ciclos Cine Oculto Argentino en la sala Lugones del TMGSM, Cine Experimental en el MNBA, en el MAMba y en el Atlas Recoleta e Imagen en Trance en el CCRR, así como Cinelímite por VCC, han demostrado que la atracción de lo underground no se ha esfumado.
Aquella producción hoy es valorada en ámbitos universitarios. Como en la carrera de Imagen y Diseño en la FADU. Asimismo en centros de enseñanza terciarios como el CIEVYC. En cursos y talleres del Rojas.
En esa puesta en valor también están los coleccionistas privados y determinadas instituciones; las videotecas del ICI e Imagen, para comenzar.
Lo underground on line. Internet.
También a partir de esa puesta en valor vino a sumarse un trabajo intelectual procurando relevar teóricamente lo producido en el pasado. En las Primeras y Segundas Jornadas sobre Historia, Teoría y Estética Cinematográfica (1997-98) se precisó elementos de orden que permitirán nuevos accesos, un recambio, en la imagen underground argentina: el principio de la opcionalidad, contenido en el MRO y la “teoría pura”, un sistema filosófico que lo sustenta conceptualmente. Así se advirtió etapas de desarrollo de la imagen underground argentina. Una “histórica”, romántica e intuitiva, y otra “contemporánea”, científica y racional.
En síntesis, todo alienta un encore de la opcionalidad.
Espacio informático; e-revolución. Más allá del portal. Y de las conyunturas políticas y sociales. Globalización, no globalización; mainstream, o no mainstream. Un “de nuevo” para la opción underground.


EAF/2006.-
http://www.geocities.com/eaf_underground
http://www.geocities.com/eaf_iniciacion

(En las fotos, Campos bañados de azul y Point Blank/Alfabeto del diablo, dos clásicos de Silvestre Byrón y Filmoteca.)